Los animales no se ofenden porque no tienen ego
Las ofensas nos pesan en nuestro fuero interno, ya seamos ofensores u ofendidos. “Son —dicen Jaume Soler y Maria Mercè Conangla en Sin ánimo de ofender (Obelisco)— tierra abonada donde crecen el rencor y el resentimiento; crean un clima emocional enrarecido y contaminante y bloquean nuestra energía emocional creativa”.
Si tienes interés en conocer estrategias que te ayuden a mostrarte menos susceptible ante las ofensas, las humillaciones, los desaires, etc., o deseas recuperar la paz perdida, te invitamos a conocer las que te ofrecen estos expertos en crecimiento personal y creadores del concepto ecología emocional.