Ámalos para que se puedan ir
Lo importante es invisible a los ojos
Cuentan que, en cierta ocasión, Martin Luther King estaba a punto de dar una de sus famosas conferencias sobre derechos humanos, cuando notó que un niño pequeño de color negro se encontraba al frente de su auditorio. Se sintió sorprendido y preguntó a uno de sus ayudantes al respecto y éste le indicó que había sido uno de los primeros en llegar.
Al terminar su discurso se soltaron globos de diferentes colores al cielo y pudo observar que el niño no dejaba de mirarlos. Esto llamó la atención de Luther King quien abrazándolo lo levantó en brazos.
El pequeño lo miró fijamente y le preguntó si los globos negros también volaban hacia el cielo. Martin lo miró dulcemente y le contesto:
-Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro.