Abrir el corazón
Si el corazón está abierto a la vida, nuestros ojos son capaces, no solo de mirar, sino también de ver. Sabemos que lo que buscamos es lo que vemos. Proponemos trabajar nuestra vertiente afectiva, abriéndonos a nosotros mismos, a los demás y al mundo. Así cuando nuestros ojos miren serán capa- ces de ver lo mejor de la vida.
Es clave convertirnos en seres “Sentipensantes”, capaces de integrar a la vez la razón con la emoción. Ambas dimensiones trabajando juntas nos permiten elaborar un mapa de nosotros mismos mucho más amplio y completo. En este sentido, las decisiones que tomaremos podrán ser emocionalmente mucho más ecológicas e inteligentes.