¿Sabes pedir perdón?
Aunque nuestra intención siempre sea buena, aunque poseamos el carácter más dulce y paciente del mundo, la circunstancia más inesperada puede convertirnos en artífices de una ofensa. El problema llega cuando la situación no se resuelve en el momento y una relación que era fluida y cordial pasa a ser tensa y desagradable. Si tan mal nos sentimos en estos casos, si tanto nos gustaría recuperar la armonía perdida, ¿por qué no pedimos perdón y acabamos de una vez con el problema?