"Ser capaz de prestarse atención a uno mismo es requisito previo para tener la capacidad de prestar atención a los demás; sentirse a gusto con uno mismo es la condición necesaria para relacionarse con otros"
Los profesionales de la salud se ven constantemente expuestos a situaciones de crisis que les exigen la constante adaptación y puesta en práctica de sus recursos: intelectuales, psicológicos, y de manera especial, emocionales.
En el caso de que no consigan aplicar las estrategias necesarias para adaptarse positivamente a dichas situaciones, pueden llegar a desequilibrarse emocionalmente y como consecuencia, ser incapaces de realizar una de sus más importantes funciones: acompañar y cuidar al enfermo y su familia en su viaje emocional.
Ser conscientes de las propias emociones (autoconocimiento) y de las de los demás (empatía) y ser capaces de expresarlas, en todos sus matices y de una forma asertiva y adecuada, son algunas de las Competencias Emocionales que todos los profesionales de la salud deberían potenciar y aplicar. Son habilidades indispensables en la relación de ayuda. Quien no se conoce a sí mismo y no mantiene un buen equilibrio afectivo no podrá ser capaz de establecer una correcta relación de ayuda con otro ser humano.